
No es una despedida, es un para siempre; Joaquín Sabina en Bogotá
En su reciente cita con el público Joaquín Sabina ofreció, contra todo pronóstico, la más rotunda gira de su dilatada carrera, donde la ilusión, profesionalidad y experiencia del maestro de Úbeda vencieron el pulso al vértigo inicial, contagiando alegría y energía a sus músicos, impregnando las interpretaciones de una inusitada y arrebolada sensibilidad y ganándose a un respetable —más de 700.000 personas en casi 60 conciertos por una docena de países a ambos lados del Charco — que se volcó, entusiasmó y conmovió hasta ese punto de mágica alquimia donde confluyen el aplauso fervoroso, la lágrima de emoción y ese ánimo costalero con el que, de haber sido posible, le hubiesen sacado a hombros tras cada uno de los recitales. Al calor de esas mieles y por la llana cortesía de no abandonar la fiesta sin despedirse, Joaquín Sabina ha decidido subir de nuevo a los escenarios para saludar por última vez antes de bajar el telón. Una gira donde decirnos, donde decirse, “Hola y Adiós”. Colombia la vivirá en una única presentación el 12 de marzo en el Movistar Arena de Bogotá.
Con esta nueva gira, de la que pronto se anunciarán fechas concretas, Sabina nos brinda la oportunidad de despedir unas canciones que, aun siendo demasiado jóvenes para la eternidad que les aguarda y que de tan nuestras ya no parecen venir de un cantautor, sino de las fuentes mismas de la tradición popular, resistiendo incólumes el paso de sucesivas generaciones, nunca más serán cantadas ante miles de personas por su propio autor, que jubila su faceta de trotamundos guitarra en ristre celebrando su propia supervivencia con este convite de despedida. Con todo, como el tahúr que conoce sus cartas y cómo marcarlas, Joaquín adelanta que tras este “Hola y Adiós” ya no habrá más periplos interminables por recintos multitudinarios, pero se guarda en la manga el as de reaparecer a placer, sea porque las musas le susurren poemas o canciones que merezca la pena compartir, o porque le piquen las ganas de subirse a cualquier entarimado para darse, darnos, un homenaje.

Sabina cuelga con “Hola y Adiós” sus guantes de piel de poesía y guitarra trasnochadora rellenos del polvo de la carretera y la manta, del intenso carmín de las mil veces mil y una noches, remendados tantas veces con el hilo de la derrota y la hebra de la esperanza, y preparados para ofrecernos un último nocaut emocional de más de dos horas de duración con una veintena larga de temas que son ya plegarias universales del sueño imposible del amor y del querer meterle mano a la vida. “Hola y Adiós” será la despedida multitudinaria de una garganta que, sin destilar, rezuma impía e impúdica verdad; de un bombín que es sinónimo de golfería dandi y pícara caballerosidad; de una icónica silueta perfilada con humo de cigarrillo y güisqui sin soda. Por supuesto, esa esencia trasnochada jamás dejará de escribir las historias y canciones que siempre le rondarán la mente. El oficio del poeta no piensa jubilarse, tampoco el del creador nocturno.
Vía: Equipo de prensa Isla Presenta